The Skate Room es un proyecto de emprendimiento social que busca empoderar a jóvenes en riesgo de exclusión de países como Camboya, Afganistán o Sudáfrica. Todo a través del arte y el skate.

Todo empezó con Charles-Antoine Bodson. Este fanático del skate se ganaba la vida exhibiendo los skate que había coleccionado durante más 10 años en su galería de arte.  Un día recibió la visita de Oliver Percovich, un emprendedor que ayuda a integrar a niños en Afganistán mediante el skate a través de su ONG Skateistan.

Oliver le comentó que querían abrir un nuevo centro en Camboya. Pero, como suele ocurrir, necesitaban financiación. Bodson, enamorado del proyecto, vendió gran parte de su colección para recaudar y donar 100.000 dólares para la causa.

A raíz de esto nació The Skate Room. Un proyecto con el que se producen obras de arte hechas en skate para que se vendan en galerías de arte y sirvan para financiar proyectos sociales. Y es que, precisamente, The Skate Room es uno de los principales patrocinadores de Skateistan.

 

The Skate Room: de galerías de arte a la calle

Gracias a The Skate Room se financian los diversos de proyectos que Skateistan tiene en Afganistán, Camboya y Sudáfrica. Con sus programas, Outreach, Skate & Create, Back-to-School y Young Leadership forman a los niños en distintas disciplinas (arte, educación…) para que se conviertan en líderes que consigan un mundo mejor.  Actualmente, The Skate Room apoya a más de 1.500 niños de entre 5 y 17 años en riesgo de exclusión.

Para lograr este trabajo y abrir estas escuelas, ha hecho falta que The Skate Room venda muchísimas tablas. Esto ha sido posible gracias a la exposición de las tablas en distintas galerías famosas del planeta, como el MOMA (Museum of Modern Arts) de Nueva York. También han contado con artistas reconocidos como el artista disidente chino Ai WeiWei.

 

Siguiendo el camino

Gracias a estas pinturas sobre tablas de madera llamadas “skate”, miles de jóvenes en todo el mundo reciben educación. Y, por suerte, el movimiento sigue adelante. Y es que, actualmente The Skate Room y Skateistan están preparando la producción de un nuevo centro en Jordania, cerca del campo de refugiados Zaatari. Porque mientras haya personas en riesgo de exclusión, hay skates que vender.

El arte sirve para expresar lo que no podemos expresar con palabras. Eso, es algo especialmente importante para las personas con necesidades especiales. Y es que, las personas autistas o con diversidad cognitiva encuentran en el arte una buena herramienta para desarrollarse y expresarse.

 

Creative Growth: un método inclusivo innovador

Creative Growth es un centro de creación artística dirigido a personas con diversidad cognitiva.  Pero Creative Growth no es un centro cualquiera. Sus creadores Elias Katz y Florence Ludins-Katz, creían que las personas con necesidades especiales podían crear arte que merecía la pena ser colgado en museos y galerías.

Así, crearon el método de Creative Growth. En el cual ellos ayudan mediante talleres a las personas con necesidades especiales (o clientes, como prefieren llamarlos) a sacar y perfeccionar al artista que llevan dentro. Después, esas obras son colgadas y vendidas en distintas galerías, museos y colecciones privadas de todo el mundo.

 

El caso de Judith Scott

Que el desarrollo artístico mejora tu creatividad ya se sabe. Que alguien compre tu obra te motiva a seguir pintando, también. Pero no nos imaginamos hasta qué punto esto puede ser verdad.

En ese sentido, Judith Scott es un caso muy representativo de lo que el método Creative Growth puede conseguir. Esta chica sordomuda y con Síndrome de Down entró en Creative Growth a finales de los 80. Una chica que nunca había usado el lenguaje de signos para comunicarse.

Sin embargo, Judith encontró en el arte un método de expresarse. Tal ha sido su desarrollo artístico que  ha sido el epicentro de libros y una película.

Pero, más allá de convertirse en una artista famosa, lo más importante es que gracias al arte, Judith ha conseguido transformar su vida. Y, como la de Judith, Creative Growth ha conseguido potenciar la vida de muchas otras personas. Porque el poder de transformación del arte y la cultura no tienen límites. Y es que el Por eso es tan importante en la sociedad. Y por eso lo impulsamos desde Fair Saturday.

Todos sabemos lo que es un mercado. Un lugar donde comprar fruta, verdura, carne… todo tipo de productos diferentes. Y sí, aunque todos los mercados sean diferentes, sin duda hay uno que destaca sobre el resto. Ese es Union Market. Un mercado que es mucho más que un lugar donde se vende comida.

 

Union Market: de producción a creación

Union Market surgió del “Central Market” de Washington. Situado entre el Capitolio y la Casa Blanca, el Central Market era un mercado privilegiado. Pero, la construcción del Archivo Nacional supuso su destrucción.

Es por ello que en 1931, se construyó el Union Terminal Market, como lugar donde realojar a los vendedores que se habían quedado sin mercado. El mercado fue creciendo, hasta alcanzar más de 700 vendedores en 1931. Pero, en 1961, el Ayuntamiento prohibió la venta de carne y huevos en la calle, forzando el cierre de muchos vendedores.

Aunque en los años siguientes el mercado mejoró su situación, todo cambió en 1989. El mercado, afectado por estar situado en una zona industrial, sufrió la pérdida de muchos vendedores. Desde Union Terminal Market lo tenían claro. O se renovaban, o el proyecto no seguía adelante. Por eso, dieron con una idea de mercado diferente. Y crearon Union Market.

 

Union Market: un lugar para la integración

Union Market es mucho más que un mercado. Su modernización ha hecho del barrio en el que se encuentra un lugar turístico. Y lo han aprovechado. Y es que, gracias a la modernización, el mercado ha conseguido generar 20.000 nuevos puestos de trabajo. Puestos, que van acompañados de viviendas que permiten que cualquier persona de cualquier clase económica tenga un hogar.

Además, desde Union Market promueven y ayudan a que los jóvenes emprendan. Y es que desde el mercado lanzaron un proyecto para que jóvenes con ideas puedan presentar sus proyectos culinarios a chefs e inversores y, si convencen, puedan ponerlos en marcha en el propio recinto.

Peor el espíritu inclusivo va más allá de lo económico. Union Market colabora con la Universidad de Gallaudet para que personas con discapacidad auditiva puedan trabajar e integrarse en la sociedad.

Amiarte es un centro de creación artística en Bilbao en el que forman y desarrollan el talento artístico de personas en situaciones difíciles. Su centro es un lugar abierto a todo tipo de personas, sin importar su origen, creencias o situación.

En AmiArte tratamos de valorar la mirada, mirar significa respeto, y desde él damos salida a las posibilidades creativas que todo ser humano tiene.

La mayoría de los alumnos del centro son inmigrantes o personas sin hogar que encuentran en Amiarte un refugio donde no existen las barreras, donde no hay prejuicios. Todos son grandes artistas con una historia en común, un pasado difícil.

En Amiarte complementan la formación en artes plásticas con clases de matemáticas e idiomas y tratan de brindar apoyo en la búsqueda de hogar o de alimento, si hiciera falta. La misión de Amiarte es la integración de estas personas a través del desarrollo de su talento artístico.

Cientos de historias reflejadas en un lienzo

El pincel se ha convertido en un idioma que todos comparten. A través de él reflejan cientos de historias y recuerdos de su pasado así como esperanzas de un futuro mejor.

(En Amiarte) me encontré con personas que ya tenían el cielo a medio hacer, ellos no tenían nada. Rumanos, italianos, mongoles, marroquíes, asiáticos… sin techo. Y en este sentido […] me encontré como en mi casa, una casa sin techo, una casa sin nada, pero una casa como dice Mikel Jáuregi, llena de calor. Rafael Redondo, Amiarte

Yo soy rumano, tengo 57 años ahora […] se me ha acabado el trabajo, se me ha acabado el dinero y ahora en Bilbao, a vivir o a morir. Ioan Buda, Amiarte.

Me llamo Ibrahim y vengo de Marruecos. A mi Amiarte me ha ayudado bastante porque yo antes de llegar aquí estaba en la calle. Después de conocer Amiarte iba subiendo poco a poco, ahora estoy en un piso gracias a los cuadros que he vendido […] estoy saliendo poco a poco adelante. Ibrahim El Sebary, Amiarte.

Sus nombres no son conocidos, pero su talento y su nivel artístico es indudable. Sus obras se exponen en galerías de arte, museos, centros culturales… Y gracias a ello, muchos pueden subsistir y encontrar en el arte una salida.

Amiarte ha logrado transformar la vida de decenas de artistas ocultos y abrir la mirada de aquellos que contemplan sus obras, que contemplan mucho más que una obra de arte.

Amiarte, un lugar para todos.

Camille Hanson se licenció en Bellas Artes, Danza Clásica y Contemporánea en la Universidad de Los Ángeles. Tras una carrera de éxito entre Europa y Estados Unidos se trasladó a Madrid en 2002, fundó el proyecto Ladinamo Danza y a día de hoy es la Directora Artística y coreógrafa de la Fundación DMG (Dancing for the Millennium Goals/Bailando por los Objetivos de Desarrollo del Milenio).

Uno de los proyectos que promueve ahora la Fundación DMG es WE EARTH, un espectáculo multidisciplinar de danza y música que busca concienciar sobre la necesidad de cuidar el planeta en el que vivimos a través de una propuesta que nos haga pensar en pequeños gestos que terminan en grandes obras. Esta obra viaja por el mundo durante 2018 para llevar este mensaje a través de la danza.

Pequeños gestos, grandes obras

La Fundación en la que trabaja Hanson además promueve todo tipo de actividades culturales que ayudan a lograr el desarrollo sostenible de las personas y los pueblos a través del arte y la cultura. Desde cartas inéditas de Frida Kahlo hasta la creación de vídeo sostenible, trabajan para que personas como tú y yo nos demos cuenta de que el mundo no va a ser el mismo dentro de no mucho tiempo. ¿Será el cambio a mejor? Pues depende de ti y de mí, y de todos/as nosotros/as.

Por ahora nos quedamos con gestos como éste, que como ellos/as mismos/as dicen, son sin duda grandes obras:

Vida, cuatro letras dotadas de amplios matices, fue la palabra elegida por el colectivo Boamistura para su acción realizada en la Plaza de la Hoja, Bogotá (Colombia). Esta acción es parte de la estrategia de renovación llevada a cabo en la ciudad.  Una palabra que hace referencia a la nueva vida que las víctimas del conflicto armado están empezando a construir.

La acción fue posible gracias a un proceso colaborativo, en el que la propia comunidad se vio involucrada de manera activa. Niños/as y mayores, sin distinción, se implicaron en el desarrollo de la obra. Esta implicación no sólo se tradujo en avances en la misma día tras día, sino que supuso la excusa perfecta para dar comienzo a nuevas interacciones entre los participantes. Ya no se trataba sólo de pintar, sino de empoderarse y generar nuevas relaciones que dejaran atrás el conflicto para poder mirar hacia adelante.

Lo que estamos buscando precisamente es que a través del arte, estas familias que vienen de base con una serie de conflictos, puedan empezar a encontrar caminos comunes.

VIDA un proyecto de Boa Mistura from mr.lausiv on Vimeo.

Boa Mistura y los graffitis que transforman calles

La acción llevada a cabo en Colombia es sólo un ejemplo del trabajo llevado a cabo por el equipo de Boamistura. Bomistura, en portugués “buena mezcla”,  nació a finales de 2001 en Madrid, lugar donde conserva su cuartel general. Sus integrantes forman un equipo multidisciplinar donde conviven arquitectos, licenciados en bellas artes, ilustradores y licenciados en publicidad y relaciones públicas, entre otros. Un equipo que no ha hecho más que crecer desde que un grupo de amigos comenzara a pintar en las paredes de su barrio a los 15 años.

Sus raíces están en el graffitti, teniendo siempre presente la capacidad transformadora del arte urbano. Desde la realización de su primer mural, esta mentalidad les ha llevado a trabajar en lugares tan dispares como Sudáfrica, Brasil, México o Estados Unidos. De hecho, fue su experiencia pintando un club de ciclismo llamado Velokhaya en Khayelitsha, un township (municipio) a las afueras de Ciudad del Cabo, la que les hizo ser conscientes del potencial del arte participativo.

 Vimos que a través del arte participativo la gente no solo modifica su entorno sino que modifica su manera de relacionarse con él.

En este caso, lograron que el club ciclista que había sido capaz de convertirse en lugar de referencia de la comunidad, cobrase un nuevo significado, gracias a la implicación de los habitantes en su realización. La colaboración con la población local se palpa en cada uno de sus trabajos, que siempre responden a las particularidades del lugar en el que se llevan a cabo. El contexto les inspira y se respira en el resultado de sus trabajos.

Fotografía de Yorokobu

En otras de sus acciones también utilizan la ciudad como soporte, eliminando intermediarios en la relación entre el artista y la obra, y teniendo como premisa la mejora del soporte en el que intervienen.

A veces, sus obras permanecen largo tiempo y logran modificar la percepción del espacio público y la manera de relacionarse con él. Otras, sin embargo, son efímeras. Pero cruzar la mirada con palabras como vida, amor, alegría e inspiración, aunque sea por un breve espacio de tiempo cumple con el deber de todo artista, en palabras de uno de los miembros de Boamistura: “emocionar, sorprender, inspirar”.

Fotografía de Ecosistema Urbano

Desarrollarse artísticamente es complicado en muchos sitios. Lo vimos con el caso de mARTadero. Sin embargo, hay personas que ni siquiera tienen la oportunidad de intentarlo. Personas que tiene un acceso muy limitado al arte y la cultura.

Kilombo Artes Escénicas es una organización cultural, conformada por artistas y gestores culturales jóvenes de Perú que trabaja el desarrollo humano a través del arte y la cultura. Así, llevan el arte y la cultura a los barrios que más lo necesitan.

El acceso a la cultura en Perú

Según los indicadores de la Unesco, Perú es un país en el que se trabaja el derecho cultural. Sin embargo, la educación artística tiene aún margen de mejora, puesto que tan solo el 5,7% de las horas lectivas son dedicadas a educación artística.

Por eso, resulta indispensable que el arte y la cultura se lleve a todos los rincones, y se ofrezcan alternativas para que los niños y niñas puedan desarrollarse artísticamente.

Kilombo Artes Escénicas : llevando arte y cultura a los barrios

El Proyecto Kilombo Artes Escénicas pretende, precisamente, eso: expandir el arte y la cultura. Para ello, realizan talleres sociales en barrios en barrios azotados por la violencia o la escasez de recursos.

De esta forma, consiguen llevar el arte y la cultura a niños que, de otra forma, no podrían haber participado en un taller artístico.

De hecho, más de 300 niños, niñas y adolescentes han participado en los talleres de Kilombo Artes Escénicas . 300 jóvenes y varios barrios en los que Kilombo Artes Escénicas ha dejado huella.

En el mundo no somos del todo felices. De hecho, la nota media de felicidad según el World Happiness Report es de 5,264 sobre 10. Un aprobado justo. Nos falta felicidad. Y nada mejor para hacernos felices que iniciativas como la de Jarabe Clown.

La humanidad no es feliz

Vivimos unos días difíciles. Como vimos hace un tiempo con Payasos Sin Fronteras, hay muchos problemas en el mundo: 22 guerras, más de 60 millones de refugiados…

Y es que, mientras que en algunos países no hay grandes problemas y el nivel de felicidad medio es alto, en otros la situación es la contraria.

Esto se ve reflejado también en el día a día de las personas. ¿Te has fijado en la cara de las personas al ir hoy al trabajo? Si lo has hecho, seguramente te habrás visto caras largas, gente de prisa… y, seguramente, pocas sonrisas.

Necesitamos una dosis de felicidad.

Jarabe de Clown, dando alegría

Jarabe Clown es una organización que quiere impulsar el amor, la reconciliación y la vitalidad para fortalecer el sentimiento comunitario de Lima. Y qué mejor para ello que mediante payasos.

Por eso, en Jarabe Clown realizan actividades que ayuden a las personas a ser más felices, a demostrar el amor, ser humildes, generosos y serviciales.  Para ello, en Jarabe Clown realizan tres principales proyectos:

  • ¡Sonríe, es Lunes! Pretende generar un momento de apertura para afrontar la semana laboral con esperanza y alegría. Porque, muchas veces, empezar el lunes cuesta (aunque Historias Bonitas como estas ayuden;)
  • Festival del Juego. Conectan con más de 150 jóvenes mediante juegos e interacción con los jóvenes.

Porque nunca está de más sonreír y afrontar la vida con optimismo. ¡Feliz lunes!

El arte y la cultura son esenciales en la sociedad. Sin embargo, en algunos lugares es mucho más complicado desarrollarse artísticamente que en otros. Pero, por suerte, la creatividad siempre se hace paso a los problemas. Este es el caso de mARTadero, que pasó de ser un antiguo matadero a convertirse en uno de los viveros de arte más importantes.

 

De matadero a mARTadero

Tener un matadero en tu ciudad no es agradable. Y si ello acarrea problemas de salubridad pública… aún menos. Eso es lo que vivieron en Cochabamba de 1924 a 1992. Un matadero en la ciudad que dificultaba la convivencia vecinal.

Sin embargo, gracias a las protestas por los daños que causaba el matadero, consiguieron que este se trasladara a otro lugar, dejando tras de sí un edificio abandonado de 2.900m2.

¿Qué puedes hacer con un lugar así? A los artistas de Cochabamba se les ocurrió una idea. El matadero serviría como lugar para representar tus obras y piezas. Así, darían uso al antiguo matadero abandonado, logrando en el proceso un lugar donde expresarse artísticamente.

Tras varios años intentándolo, en 2004 la asociación NADA junto con el ayuntamiento de Cochabamba habilitaron el lugar. Así, lograron que el antiguo matadero acogiese la segunda edición de la CONART 2004. Ese fue, el primer paso de lo que hoy se conoce como mARTadero.

 

mARTadero: un lugar donde desarrollarse artísticamente

Desde 2004 mARTadero ha evolucionado. Hoy en día es un vivero de las artes. Un lugar para fomentar y apoyar las ideas artísticas tanto de Bolivia como de otros rincones del mundo. Un lugar donde expresarse.

Porque no siempre es fácil para los artistas encontrar en un lugar donde sean comprendidos, puedan intercambiar conocimiento y experiencias y puedan experimentar. Por suerte, en Cochabamba está mARTadero.

Desde Fair Saturday lo intentamos de otra forma, mediante un festival abierto para artistas… Pero, sin duda, aún hay mucho que hacer.

Afganistán, Argelia, Birmania, Yemen… Actualmente hay 22 países en guerra (Small Arms Survey , Diciembre 2017). Esto supone que haya más de 100 mil personas que mueren al año directamente en la guerra. Eso, sin tener en cuenta los más de 60,6 millones de refugiados que hubo en 2016 (World Economic Forum, Junio 2017).

En este contexto, la ayuda humanitaria no solo es importante, es esencial. Agua, comida, medicamentos… pero también es vital dar esperanza y alegría. Y eso a lo que se dedica Payasos Sin Fronteras, a llevar ayuda humanitaria a través de las artes escénicas. A través de payasos.

Payasos Sin Fronteras: historia

Todo comenzó en 1992, cuando un grupo de alumnos contactó con Tortell Poltrona pidiendo que ayudara a hacer reír a unos niños. Pero no eran unos niños cualquiera. Eran refugiados de la guerra de independencia de Croacia.

El 26 de febrero de 1993 se hizo la primera actuación. Una actuación que más tarde se convertiría en Payasos Sin Fronteras. Desde entonces, Payasos Sin Fronteras ha llevado alegría y esperanza a “más de 4 millones de niños y niñas refugiadas, víctimas de desastres naturales y de situaciones injustas”.

 

Artistas por una causa común

Payasos Sin Fronteras es posible gracias a los casi 50 artistas y productoras musicales. Ellos, recorren el mundo y España llevando sonrisas y apoyo emocional a los niños que lo necesitan.

  • En Bosnia trabajan para ayudar a disminuir la segregación étnica.
  • En Etiopía ofrecen apoyo emocional a la juventud refugiada somalí mediante sus actuaciones.
  • En España, país de donde es la Payasos Sin Fronteras, realizan acciones en diferentes centros de menores y residencias para jóvenes.